LA MEDICINA ANTROPOSÓFICA

Diferencias con otras corrientes médicas

La medicina antroposófica se diferencia de la convencional sobre todo por el hecho de que no sólo ve la enfermedad en el ser humano sino, por encima de todo, ve a este en su enfermedad. A pesar de que los recursos diagnósticos y los datos clínicos obtenidos puedan ser idénticos de un caso a otro, su interpretación conjunta puede, no obstante, conducir a recomendaciones terapéuticas distintas o a completar los métodos terapéuticos habituales con procedimientos adicionales.

La medicina orientada meramente por lo científico se limita a explicar los estados patológicos desde leyes físicas y químicas.

La medicina antroposófica se propone ir más allá. Quiere incorporar puntos de vista que sean perceptibles corporalmente y que impregnan vida, alma y espíritu tanto en sus leyes de comportamiento como a nivel individual.

Estos son:

- Fenómenos de crecimiento, regeneración, microcirculación, ritmo día-noche, todo ello como expresión de las fuerzas vitales.

- Tensión muscular, mímica y gesticulación, como expresión de lo anímico.

- Distribución térmica, postura corporal, verticalidad, marcha, capacidad de orientación y habla, todo ello como manifestación de lo espiritual.

Estos indicadores muestran en el caso de una enfermedad las desviaciones correspondientes, las unilateralidades y extremos, sirviendo todos ellos como parámetros adicionales para sacar la conclusión terapéutica. La medicina antroposófica (MA) tiene además una concepción diferente del papel que juega cada paciente en la superación de su enfermedad. Para ella, el paciente, aparte de ser el objeto del arte médico, es igualmente sujeto, compañero del médico. Pues nadie lo conoce mejor que él a sí mismo.